Escribiendo en algún rincón muy alejado, muy olvidado, un sitio mas, como millones y millones de tantos que da dolor de cabeza solo imaginar. Un esfuerzo por pensar, hacer y creer en algo diferente a lo que esta gran sombra nos orillo a ser. Tantos entre tantos, la gran ola de personas me golpea día a día, no entiendo como me pueden interesar tanto y al mismo tiempo me pueden dar tanto asco.
La rutina, vaya que es agobiante, rompes el molde o te adaptas a un molde, y en mi mente grito... ¡Soy un robot! ¡No soy un robot! Maldición tengo sentimientos que afloran en mi piel con el solo roce del viento, ¿que acaso debe morir? Me niego, me niego...
Veo todos los días gente muerta que renunció a la emoción. En el autobús en punto de las 5:30 am mientras esperan la llegada al trabajo, casi durmiendo, casi muriendo, deseando que el autobús nunca llegue a su destino. ¿Como pudieron? !Lo dejaron ir todo¡ sueños, anhelos... el amor... o quizá, nunca lo sintieron, creo, por que si no, se negarían tanto como yo, intentarían encontrar una fuga un escape en el cual aun halla recuerdos de un poco de libertad, de esa que se siente cuando no hay angustia y preocupación, cuando no esta cerca el pago de la casa, cuando hay un techo donde dormir, cuando la alacena esta llena, cuando las madres pueden ver a sus hijos sin la preocupación de si habrá un mañana para ellos, cuando las sonrisas y las miradas son sinceras. Pero todo eso, no lo conocen, no vive mas que un una ilusión. Si supieran que no es tan difícil como aparenta ser... O tal vez estén mejor así, creyendo ser felices ignorando su alrededor esperando el día de paga para solo pensar en que lo van a gastar o cuanto ya tienen que pagar, vaciando su vida en la prostitución de si mismos. Así que, pensándolo bien si son felices, pues no soy quien para decir que es la felicidad para los demás. Sin embargo se que hay unos cuantos que desearían salir, que desearían morir y vivir muertos, así como lo hago yo. Pero no pueden, no quieren o quizá solo no se quieren esforzar y se dejan arrastrar por la ola, que lo reconozco también en numerables ocasiones me he dejado llevar y me he dejado caer, pero siempre esperando el momento indicado para intentarme levantar...