Ese viejo aguardaba, ese viejo, el viejo cofre; vacío, vacío y lleno de nada.
Encontré la pregunta, desposeído de todo... Basta un nombre, vestir el uniforme, una razón, un corazón sensible fuera de lugar, una cuerda al cuello de mi alma silenciada. ¿Lo demás?
Lo encontré en la respuesta de sus miradas: Una palmada en la espalda. Vamos chico finge esa sonrisa. Dicen que a esto se le llama vivir.
Hermosas fotos, lindo escrito.
ResponderEliminarTú nunca finjas esa sonrisa...
Te amo.